Una corriente clasista nacional en la CTA

Finalmente, la burocracia va dividida en dos listas: la lista 1 lleva a Pablo Micheli de ATE, y la 10 a Yasky de la Ctera. La CTA se ha transformado en los últimos días, en un campo de operaciones políticas de Kirchneristas y anti kirchneristas, del oficialismo, de la oposición centroizquierdista y de la radical, presentando “padrones” de afiliados, buscando y perdiendo aliados. La elección en la CTA dejó de ser una “fiesta democrática” como venía siendo presentada por ambos sectores, para ser un cruce de acusaciones mutuas.

La Agrupación Marrón Clasista presentó mas de 800 candidatos en la Lista 4 a nivel nacional, y en las provincias de Buenos Aires, Neuquén, Santa Fe, Tucumán, Capital Federal, y en las principales regionales como lo son La Plata – Ensenada, Rosario, Matanza, e impulsa las listas de Morón – Hurlinghan, Ituizangó, e integra en Lomas de Zamora la lista que impulsan los compañeros de ATE Sur.

Delegados y activistas de los principales gremios de la CTA, del Sindicato del Ajo de Mendoza, de Juntas internas de ATE Indec, estatales, auxiliares, hospitales, municipales, aeronáuticos de APA, docentes de Ctera (Suteba, Ute, Ademys, Utelpa, Aten, Unter, Adosac, Agmer, Atep, Sute, Amsafe, Uepc), médicos de Cicop, judiciales de AJB, Sejun, docentes universitarios de AGD, Adulp, Adunc, Coad, Adiunt, obreros de UOM Villa Constitución, Astilleros Rio Santiago, del Sindicato argentino de actores, entre otros. La lista Marrón clasista tendrá una activa presencia con candidatos en doce provincias del país.

Entrevistamos a José Montes, delegado paritario, y de sección del Astillero Río Santiago, de larga tradición de lucha dentro de ATE – CTA.

LVO: ¿Qué se está disputando en la CTA?

JM: Se podría decir que la CTA está partida al medio, ya que ATE y Ctera son los dos gremios más importantes de la central, y porque el Kirchnerismo quiere una central oficialista, y la oposición sojera (desde Pino hasta los radicales) la quieren anti K. Especialmente Pino Solanas, que junto a De Gennaro vienen promoviendo la constitución del espacio de centroizquierda. En el Congreso de Mar del Plata, hace unos años, ambos sectores habían acordado la fórmula “ni oficialistas ni opositores” que se rompió con la disputa campo – gobierno. Pero ahora, Yasky se viene mostrando como un soldado de los K, cerrando a la baja las paritarias docentes, actuando en bloque con Hugo Moyano, apoyando al gobierno contra el campo, y todas las medidas que los “progresistas” de los K impulsan, a la par que profundizan su alineamiento con los gordos de la CGT, Moyano y los caciques del PJ. Yasky se ha cansado de repetir que no quiere una CTA neutral. El juega para el gobierno.

LVO: Hay sectores de la izquierda como la CCC – PCR que van en la Lista de Micheli …

JM: Esos sectores de la izquierda también vieron una rebelión agraria cuando los sojeros salieron a cortar rutas para cuidar su rentabilidad, confluyendo con De Gennaro y la Federación Agraria. Porque su lema de “unir todo contra los K y Yasky”, los lleva de las narices detrás de proyectos de conciliación de clases, y a reconstruir el progresismo centroizquierdista. Y a decir verdad, la CTA ha sido especialista en aportar ilusiones (y trabajo) en todo proyecto centroizquierdista que haya surgido en los últimos años. Y en 20 años se ve que no han sacado ni una conclusión, y siempre intentan llevar a los trabajadores detrás de alguna variante patronal. Desde su fundación con el grupo de los 8, el Frente Grande, el Frepaso, la Alianza, el Frenapo (Frente Nacional contra la pobreza) que los encontró sumando votos de su “iniciativa popular” cuando las mismas masas ganaban las calles y tomaban la iniciativa para echar al gobierno hambreador y represor de De la Rúa. La conciliación de clases, la búsqueda de sectores patronales “progresistas” la llevan inscripta en su matriz ambos sectores de la CTA. Y para no hablar del pasado, en Neuquén vemos el proyecto de De Gennaro, el UNE, gobernando la Capital con radicales, Kirchneristas, mostrándose como buenos gestores y gobernantes, sin excluir represiones a los sin viviendas.

LVO: ¿Qué pueden esperar los trabajadores si gana uno u otro sector?

JM: Yasky firmó a la baja las paritarias, y dejó aisladas las luchas que se dieron en las provincias. Mientras que ATE firma en disidencia, pero no organiza a los estatales para pelear por un salario digno. Y en la historia de estos dirigentes hay más perdidas que encontradas. Ambos sectores vieron pasar la reforma del Estado en los 90, las privatizaciones, la Ley Federal educativa. No se los ve en la actualidad en las principales luchas que vienen dando los trabajadores. Ahora mismo en Villa Constitución, la UOM Villa ante el cierre de Paraná Metal, fue la base y delegados combativos quienes le impusieron salir a la lucha y el paro pero se negaron a ir a cortar la autopista cuando lo habian hecho junto a la Federación Agraria apoyando el lock out patronal.

Pero te insisto, ni Yasky ni De Gennaro se pelean por estar al frente de las luchas del último tiempo, ni aportar al surgimiento de un nuevo movimiento obrero. Y esto en momentos en que empezamos a ver a trabajadores recuperando sus comisiones internas, como en Kraft, grandes luchas como la que dieron los trabajadores de la alimentación, y el surgimiento de un nuevo sindicalismo de base. Los tercerizados del Ferrocarril Roca que se organizan y luchan por sus derechos. Quiero decir que hoy hay que alentar a que surjan estos sectores desde las bases, como el encuentro que se hizo en la zona norte de la capital con mas de 600 obreros. ¿Y la interna que hay en la CTA tiene algo que ver en todo esto?, lamentablemente no y por eso vamos a desarrollar con fuerza y mucha militancia nuestra lista clasista. Y decir sobre todas las cosas, que luchando en serio, se puede ganar. Desde la Lista Marrón Clasista vamos a hacer una campaña militante en todo el país, para difundir nuestra perspectiva de independencia política de los trabajadores, la unidad de las filas obreras, y señalar que ninguno de los sectores enfrentados es una alternativa de independencia política